¿Profetas vs adivinos?
Para ver si la precisión de los adivinos modernos se acerca a la de los profetas bíblicos, usemos a Jean Dixon como ejemplo. Esta adivina estadounidense parecía tener una habilidad especial para predecir eventos futuros. Sin embargo, tras analizarla, su reputación no parece justificarse.
Por ejemplo, Dixon tuvo una visión de que el 5 de febrero de 1962 nacía un niño en el Medio Oriente que transformaría el mundo para el año 2000. Este hombre especial crearía una religión mundial unificada y traería consigo la paz mundial duradera. Ella vio una cruz crecer sobre este hombre hasta cubrir el mundo entero. Según Dixon, este niño sería un descendiente de la Reina Nefertiti del antiguo Egipto.[1] ¿Dónde está este hombre? ¿Usted lo ha visto? ¿Y qué tal esa paz mundial duradera? ¿Qué linda es no?
En realidad, un análisis exhaustivo de su predicción da como resultado dos hechos indiscutibles. Su índice de precisión es equivalente al de personas que simplemente adivinan el futuro, y sus predicciones más publicitadas que dijeron haberse cumplido eran profecías tan intencionalmente vagas que muchos otros eventos se podrían haber considerado realizaciones de las mismas. Incluso en muchas ocasiones se ha demostrado que las predicciones tan ampliamente divulgadas de Nostradamus son incorrectas, a pesar de que sus profecías vagas son difíciles de desmentir.[2] Por ejemplo, ésta es una de las predicciones de Nostradamus:
Toma a la diosa de la Luna, para su Día y Movimiento: Un desesperado viajero y testigo de las Leyes de Dios, al despertar a las grandes regiones del mundo a la voluntad de Dios (La Voluntad de Uno). [3]
Se dice que esto está relacionado a la muerte de la Princesa Diana. (Usted probablemente había pensado en Margaret Thatcher.) Profecías como ésta son tan vagas como ver imágenes en las nubes. Sin embargo, algunas personas insisten que son pruebas de la realización de una profecía de Nostradamus. Deja lugar a muchas dudas, pero es difícil de refutar.
Y ésta generalmente es la trayectoria de los adivinos. Cuando el libro “The People’s Almanac” investigó las predicciones de 25 de los principales videntes, encontraron que el 92 por ciento de las predicciones habían resultado incorrectas. El otro 8 por ciento era cuestionables y podían ser basadas en la suerte o un conocimiento general de las circunstancias.[4] En otros experimentos con los videntes más destacados, su índice de precisión ha sido calculado en alrededor del 11 por ciento, que no sería un promedio tan malo si no fuera porque las personas que adivinan al azar sobre el futuro tienen los mismos resultados. Esto no refuta todas las predicciones sobre el futuro, pero sí explica por qué los videntes no se ganan la lotería.
La diferencia entre los adivinos y los profetas parece ser más de categoría que de grado. Los profetas hicieron declaraciones específicas sobre hechos futuros relacionados al desarrollo del plan de Dios – y lo hicieron con una precisión constante. Los adivinos tienen un carácter más mercenario, dándoles vagas descripciones del futuro a un mercado que está dispuesto a pagar por sus servicios. Ofrecen información sensacional, pero tienen un historial deficiente.
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