Los Primeros Relatos No-Cristianos
Así que, ¿cuáles historiadores del primer siglo no tenían una agenda Cristiana? Primero que todo, vamos a ver a los enemigos de Jesús.
Sus oponentes judíos tenían más que ganar negando la existencia de Jesús. Pero la evidencia apuntaba en la dirección opuesta. Varios escritos judíos también dicen de la existencia de su carne y sangre. Ambas Guemarás del Talmud judío se refieren a Jesús. A pesar de que estos consisten en sólo unos pocos y breves, amargos pasajes con la intención de descontar la deidad de Jesús, estos primeros escritos judíos no comienzan a insinuar que El no fuera una persona histórica.»[5]
Flavio Josefo fue un destacado historiador judío quien empezó a escribir bajo la autoridad romana en 67 A.D. Josefo, quien nació solo unos pocos años después de que Jesús murió, habría sido muy consciente de la reputación de Jesús entre ambos romanos y judíos. En su famoso Antiquities of the Jews (Antigüedades de los Judíos) en el 93 A.D., Josefo escribió sobre Jesús como una persona real. “En ese momento vivió Jesús, un hombre santo, si él puede ser llamado hombre, porque él realizo obras maravillosas, y enseño a hombres, y recibió con alegría la verdad. Y él fue seguido por muchos judíos y muchos griegos. Él era el Mesías.»[6]Aunque hay disputa sobre algunas de las redacciones de los relatos, especialmente la referencia de Jesús siendo el Mesías (los estudiosos son escépticos, pensando que los Cristianos insertaron esta frase), claramente Josefo confirmó esta existencia.
¿Qué hay de los historiadores seculares, aquellos que vivieron en tiempos antiguos pero que no eran religiosamente motivados? Hay confirmación actual de al menos 19 escritores seculares tempranos quienes hicieron referencias de Jesús como una persona real.[7]
Uno de los más grandes historiadores antiguos, Cornelio Tácito, afirmó que Jesús había sufrido bajo Pilatos. Tácito nació alrededor de 25 años después de la muerte de Jesús, y el había visto como la propagación del Cristianismo empezó a impactar a Roma. El historiador romano escribió negativamente de Cristo y los cristianos, identificándolos en año 115 A.D. como “una raza de hombres detestados por sus malas prácticas, y comúnmente llamadas Chrestiani. El nombre fue derivado de Chrestus, quien, en la región de Tiberio, sufrió bajo Poncio Pilatos, procurador de Judea.»[8]
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