Usted escoge el desenlace
Constantemente tomamos decisiones – qué ponernos, qué comer, sobre nuestra carrera, nuestro cónyuge, etc. Pasa lo mismo en cuanto a una relación con Dios. El autor Ravi Zacharias escribió:
El mensaje de Jesús revela que cada persona…llega a conocer a Dios no en virtud de su nacimiento, sino mediante una decisión consciente de dejar que Dios gobierne su vida individual. [16]
A menudo nuestras elecciones se ven influenciadas por los demás. Pero en algunos casos recibimos consejos errados. El 11 de setiembre del 2001, 600 personas inocentes confiaron en un mal consejo, y sufrieron las consecuencias inocentemente. Esta historia real ocurrió así:
Un hombre que se encontraba en el piso 92 de la torre sur de las Torres Gemelas acababa de oír a un avión estrellarse contra la torre norte. Desconcertado por la explosión, llamó a la policía para pedir instrucciones sobre qué hacer. Dijo por teléfono con tono de urgencia, «Necesitamos saber si tenemos que salir de aquí, porque sabemos que hubo una explosión».
La persona al otro lado de la línea le aconsejó que no evacuara. «Yo esperaría hasta saber más «Yo esperaría hasta saber más».
«Está bien», dijo el hombre que llamó. «No evacúen». Y colgó el teléfono.
Poco después de las 9:00 A.M. otro avión se estrelló contra el piso 80 de la torre sur. Casi todas las 600 personas en los pisos superiores de la torre sur fallecieron. No haber evacuado el edificio fue una de las grandes tragedias de ese día.[17]
Esas 600 personas fallecieron porque confiaron en información equivocada, aunque se la dio una persona que los trataba de ayudar. La tragedia no hubiera ocurrido si las 600 víctimas hubieran recibido información acertada.
Nuestra decisión consciente acerca de Jesús es infinitamente más importante que la decisión que enfrentaban las víctimas mal informadas del 11 de setiembre. Está en juego la eternidad. Podemos elegir una de tres respuestas distintas. Lo podemos ignorar. Lo podemos rechazar. O, lo podemos aceptar.
La razón por la que mucha gente se pasa la vida ignorando a Dios es que están demasiado ocupados con sus propios intereses. Chuck Colson era así. A los 39 años, Colson ocupaba la oficina al lado del presidente de los Estados Unidos. Él era el «tipo duro» de la Casa Blanca de Nixon, al que mandaban a tomar las decisiones difíciles. De pronto, en 1972, el escándalo de Watergate arruinó su reputación y su mundo estaba destruido. Más adelante escribió:
Yo había estado interesado en mí mismo. Había hecho esto y el otro, había logrado el éxito y no le reconocía ningún mérito a Dios, ni una vez le agradecí por los regalos que me había dado. Nunca había pensado que nada fuera ‘inconmensurablemente superior’ a mí, o, si había pensado momentáneamente en el poder infinito de Dios, no lo había relacionado a Él a mi vida. [18]
Muchas personas se identifican con Colson. Es fácil dejarse llevar por el ritmo vertiginoso de la vida y tener poco o ningún tiempo para Dios. Sin embargo, ignorar la oferta misericordiosa de perdón de Dios tiene las mismas consecuencias nefastas que un rechazo absoluto. La deuda por nuestros pecados aún quedaría sin pagar.
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