Piensan que Hitler quizás se merezca ser juzgado, pero no ellos, ni otras personas que llevan «vidas decentes». Es como decir que Dios nos califica de forma relativa al mal comportamiento de los demás, y que cualquier persona que se saque un nota D o mejor ingresará. Pero esto nos plantea un dilema.
Como hemos visto, el pecado es lo absolutamente contrario al carácter santo de Dios. Así, hemos ofendido al que nos creó, y nos amó lo suficiente para sacrificar a su propio Hijo por nosotros. En cierto modo, nuestra rebelión es como escupirle a Dios a la cara. Ni las buenas acciones, la religión, la meditación ni el karma pueden pagar la deuda por nuestros pecados.
Entonces, ¿por qué solo Jesús nos puede salvar de nuestros pecados? ¿No hay otros que son capaces de salvarnos? Aunque puedan haber muchas personas y profetas que han vivido una buena vida, los testigos directos de Jesús del Nuevo Testamento nos cuentan que él era moralmente recto en todo sentido. El teólogo R. C. Sproul nos dice que dado que Cristo vivió una vida libre de pecado, solo él puede ser nuestro salvador.[10]
Un regalo no merecido
El término bíblico que describe el perdón gratuito de Dios a través de Jesús es la gracia. Mientras que la piedad nos salva de lo que nos merecemos, la gracia de Dios nos da lo que no nos merecemos. Veamos brevemente cómo Jesús hizo por nosotros lo que no podíamos hacer nosotros mismos:
- Dios nos ama y nos creó para tener una relación con Él.[11]
- Se nos ha concedido la libertad de aceptar o rechazar esa relación.[12]
- Nuestro pecado y rebelión contra Dios y Sus leyes han creado una pared que nos separa de Él.[13]
- A pesar de que nos merecemos el juicio eterno, Dios ha pagado nuestra deuda en su totalidad a través de la muerte de Jesús en nuestro lugar, haciendo posible la vida eterna con Dios.[14]
Bono nos dice su perspectiva sobre la gracia.
«La gracia desafía a la razón y la lógica. El amor digamos que interrumpe las consecuencias de tus acciones, que es una muy buena noticia en mi caso, porque he hecho muchas tonterías…tendría un gran problema si el Karma fuera mi juez final…eso no justifica mis errores, pero estoy contando con la Gracia. Estoy contando con que Jesús ha pagado por mis pecados en la Cruz, porque sé quién soy, y espero no tener que depender de mi propia religiosidad».[15]
Ahora ya podemos comenzar a ver cuál era el plan de las edades de Dios. Pero aún falta un ingrediente. Según Jesús y los autores del Nuevo Testamento, cada uno de nosotros debe responder individualmente al regalo gratuito que nos ofrece Jesús. Él no nos va a obligar a recibirlo.
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