Diversos aspectos del Nuevo Testamento nos ayudan a determinar su confiabilidad sobre la base de su propio contenido y cualidades.
Uniformidad
Los documentos falsos no contienen testimonios de testigos directos, o éstos no concuerdan entre sí. Por ello, una clara contradicción entre los evangelios sería una prueba de que contienen errores. Pero por otra parte, si cada evangelio dijera exactamente lo mismo, esto haría que se sospeche una confabulación. Sería como si conspiradores tratasen de ponerse de acuerdo sobre cada detalle de su complot. Demasiada uniformidad es tan sospechosa como la falta de uniformidad.
Los testigos oculares de un delito o un accidente generalmente aciertan en cuanto a los principales eventos, pero lo ven desde perspectivas diferentes. Asimismo, los cuatro evangelios describen los eventos de la vida de Jesús desde diferentes perspectivas. Sin embargo, independientemente de estas perspectivas, los especialistas en el estudio de la Biblia están sorprendidos por la uniformidad de sus relatos, y por la clara representación de Jesús y sus enseñanzas que se logra a través de sus testimonios complementarios.
Detalles
A los historiadores les gustan los detalles en un documento porque facilitan la verificación de la autenticidad. Las cartas de Pablo están llenas de detalles y los evangelios abundan en detalles. Por ejemplo, el evangelio de Lucas y su libro de Hechos fueron dirigidos a un noble llamado Teófilo, quien era sin duda una persona muy conocida en ese momento.
Si estos escritos fueran meras invenciones de los apóstoles, los nombres, lugares y eventos falsos hubieran sido detectados rápidamente por sus enemigos, los líderes judíos y romanos. Este hubiera sido el “Watergate” del primer siglo. Sin embargo, muchos de los detalles del Nuevo Testamento se han comprobado como ciertos por medio de verificaciones independientes. Por ejemplo, el historiador clásico Colin Hemer, “identifica 84 hechos en los últimos 16 capítulos de los Hechos que han sido confirmados por investigaciones arqueológicas”.[15]
En los últimos siglos, especialistas en el estudio de la Biblia escépticos han atacado tanto la autoría como la fecha de Lucas, afirmando que fue escrito en el siglo dos por un autor desconocido. El arqueólogo William Ramsey estaba convencido de que tenían razón, y comenzó a investigar. Después de realizar una investigación exhaustiva, el arqueólogo cambió de opinión. Ramsey admitió que, “Lucas es un historiador de primer nivel…Este autor se debe considerar entre los más grandes historiadores…La historia de Lucas no tiene par en cuanto a su confiabilidad”.[16]
Los Hechos narra los viajes misioneros de Pablo y habla de los lugares que visitó, la gente que vio, los mensajes que dio y la persecución que sufrió. ¿Se podrían haber falsificado todos estos detalles? El historiador romano A.N. Sherwin-White escribió, “En los Hechos, la confirmación de su autenticidad histórica es abrumadora…Cualquier intento de rechazar su autenticidad ahora debe parecer absurdo. Los historiadores romanos lo han considerado un hecho desde hace mucho tiempo”.[17]
Desde los relatos de los evangelios hasta las cartas de Pablo, los autores del Nuevo Testamento describen los detalles abiertamente, llegando incluso a mencionar los nombres de personas que estaban vivas en ese momento. Los historiadores han verificado por lo menos treinta de esos nombres.[18]
Cartas a grupos pequeños
La mayoría de los textos falsos son de documentos de naturaleza tanto general como pública, como lo es este artículo (sin duda ya circulan innumerables falsificaciones en el mercado negro). El experto en historia Louis Gottschalk señala que las cartas personales dirigidas a un público pequeño tienen una alta probabilidad de ser confiables.[19] ¿A qué categoría corresponden los documentos del Nuevo Testamento?
De hecho, es evidente que algunos de ellos están dirigidos a la circulación general. Sin embargo, gran parte del Nuevo Testamento son cartas personales a personas y grupos pequeños. Por lo menos esos documentos no serían considerados buenos candidatos para la falsificación.
Aspectos vergonzosos
La mayoría de los autores no se quieren avergonzar públicamente. Por ello, los historiadores han notado que documentos que contienen información que puede incomodar a los autores generalmente pueden ser considerados confiables. ¿Qué dijeron los autores del Nuevo Testamento sobre sí mismos?
Sorprendentemente, los autores del Nuevo Testamento se presentaron repetidamente como personas lerdas, cobardes y desleales. Por ejemplo, recuerde la triple negación de Jesús por Pedro, o las discusiones de los discípulos sobre cuál de ellos era el mejor – ambos fueron relatados en los evangelios. Dado que el respeto a los apóstoles era esencial en la iglesia temprana, la inclusión de este tipo de información no tendría mucho sentido si no fuera porque los apóstoles estaban narrando los hechos de manera fiel.[20]
En “La historia de la civilización” (The Story of Civilization), Will Durant escribió sobre los apóstoles, “Éstos no eran el tipo de hombres que uno hubieran elegido para reformar el mundo. Los evangelios diferencian sus personalidades de manera realista, y exponen sus fallas de manera sincera”.[21]
Información contraproducente o irrelevante
Los evangelios nos cuentan que la tumba vacía de Jesús fue descubierta por una mujer, a pesar de que en Israel el testimonio de las mujeres era considerado prácticamente sin ningún valor y ni siquiera era admitido ante un tribunal. Se cuenta que la madre y la familia de Jesús dijeron creer que él se había vuelto loco. Se dice que algunas de las últimas palabras de Jesús en la cruz fueron, “Dios mío, dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Y sigue así la lista de eventos que se relatan en el Nuevo Testamento que serían contraproducentes si la intención del autor no fuera transmitir de manera exacta la vida y las enseñanzas de Jesucristo.
Falta de información pertinente
Es irónico (o tal vez, incluso es lógico) que no se tratan la mayor parte de los principales temas que enfrentaba la iglesia en el primer siglo – la misión de los gentiles, los dones espirituales, el bautismo, el liderazgo – en las palabras relatadas de Jesús. Si sus seguidores simplemente estuvieran elaborando material con que promover a la iglesia emergente, no se entiende por qué no hubieran inventado instrucciones de parte de Jesús sobre estos temas. En un caso, el apóstol Pablo dice abiertamente sobre un tema en particular, “Sobre esto no tenemos ninguna enseñanza del Señor”.
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